- Nunca pero nunca dudes que el chico con el que vas a salir es el amor de tu vida. Visualízalo siempre vestido de seda azul y, si tienes mucha imaginación, visualiza también un noble corcel acompañándole.
- Averigua todo lo que puedas sobre él por otros medios tales como amigos, conocidos, amantes (algunos enemigos) o ex novios si se diera el caso, antes de tu encuentro. Lo que importa es lo que digan los demás sobre él. No importa lo que podrías comprobar por ti mismo.
- Arréglate dos días antes del encuentro. Depílate, maquíllate y disfrázate todo lo que puedas para gustarle.
- Al salir, caminen mucho y hablen poco, mejor si es por una vía poco transitada.
- Reduce tu vocabulario a las siguientes frases: “donde quieras…”, “me parece perfecto”, y sobre todo el clásico: “me da igual, con tal de estar juntos”.
- Demuéstrale todo tipo de cuidados y contemplaciones, no puedes perder una buena oportunidad tratando de ser tú mismo. No… siempre tienes que darle la razón, tratar de gustarle y si es posible, mentirle; de manera que siempre salgas vencedor o victima (dependiendo del rol que quieras desempeñar, claro está).
- Por cualquier medio posible trata de llegar al tema sentimental de pareja. Se recomienda contar pasados trágicos y futuros prometedores; si lo logras, en cuestión de minutos ya habrás adelantado por lo menos un 50% de una futura relación.
- Inmediatamente después de la cita ametrállalo con mensajes de texto, voz o llamadas sólo preguntándole “si llegó bien a casa”. Le intereses o no, casi siempre te seguirá el juego, así podrás respirar tranquilo.
- Y finalmente, por ningún motivo… nunca… jamás en la vida permitas que se convierta antes en tu amigo. ¿Para qué una amistad? ¡Yo necesito una pareja ya! ¡No me soporto mucho tiempo a mí mismo!
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