Lesbianas y Gays Apoyándose en Cusco

7 de junio de 2012

Las Divas Pop y Sus Gays


Te revienta los audífonos del iPod/Celular/etc., te tiene en ascuas hasta el estreno de su siguiente videoclip y, casi instintivamente, te obliga a desfigurar a cuanta pasiva ose decirle gorda. Tu Diva Pop es esa deidad a la que consagras tus salidas y debes tus mejores movimientos en la pista de baile.

Como si fuera una cruzada, sus puestos en Billboard son tu espada y sus #LivePerformances son tu escudo, mientras la rubia (a veces castaña, pelirroja, y todo el arcoíris) esté en boca de todos, tú, su embajador entre los mortales, te sientes poderoso e invencible.

Cual Drag mother para una drag queen, la diva pop te ofrece calidez familiar melodías para cualquier situación (amor, despedidas, traición, desmadre, etc.) te imparte una filosofía de vida y te aprovisiona el iTunes por un buen tiempo.

No importa si es Madonna, Britney, Lady Gaga o Cher (#SiEresVeterana), la diva que elijas te lleva a hacer locuras y dedicarle una buena porción de tu perfil de Facebook.
¿Cuán enfermo fanático eres? Una cosa es cierta, en esta jungla de ambiente hay toda variedad de fauna, por un lado pueden estar los Little Monsters más chibolos que se lanzan a pelear contra los tíos Madders (Sí, esos que ya tienen chamba estable y van a la zona recontra VIP cuando Madonna se va de tour) agarrándose a comentarios en YouTube. El problema de generalizar es que tú pagas por lo que tus #BrothersInPop hagan o digan.

Lo mejor que puedes hacer es no dejarte llevar por apasionados comentarios en contra de tu diva, aunque si tienes los fundamentos para contradecir, métele un balazo a esa pasiva blasfema.

¿Cuál es tu Diva Pop? En LyGA nos interesa saber quién es la diva pop con más feligreses, así que responde a la encuesta de Facebook en la siguiente dirección: http://www.facebook.com/questions/148284145306520/?qa_ref=qd


2 de junio de 2012

Crisis de Identidad - Desarrollo Integral del y de la Joven Gay


A veces nos sumergimos en una crisis de identidad, perdemos amor propio, interés en las cosas y dañamos a la gente que nos quiere. Recuerda que lo importante de caerse es levantarse y este es uno de esos momentos en los que puedes aprovechar para avanzar aún más.

A mi criterio, el desarrollo de un joven gay debe darse en tres planos: Físico, intelectual y social. Estos criterios ayudarán a su desenvolvimiento en su vida futura y serán las herramientas a una autopercepción más cómoda y satisfactoria.

En el plano físico está nuestro cuerpo, como nos vemos, como nos ven y como nos queremos ver. Esto implica una serie de cambios y hábitos como pueden ser los ejercicios y el cuidado personal. Me refiero a cuan comprometidos estamos con nuestra apariencia, la cual al ser más pulida, será atractiva para ese chico o chica a la que has echado ojo.

En el plano intelectual está nuestra cultura e inteligencia: Lo sé, hay gente que no es la estrella más brillante de la constelación, pero la mejor herramienta es la lectura junto con otras actitudes que al cambiar y adoptar conformarán una personalidad sólida, sin veneno y admirable, lo cual atraerá a más personas por el contenido, no sólo por tu envoltura.

En el plano social están tus amigos: Quienes se relacionan contigo te darán una muestra más clara de quién eres y como la gente te ve. Buenas juntas equivalen a una buena reputación, mientras que las malas a lo suyo. Ten cuidado al elegir, recuerda decir “no” cuando así lo desees y saber cuándo alejarte.

Este es un tema extenso y para lograr que los más jóvenes puedan tener un camino que seguir mientras exploran esta bonita opción sexual, trataré de abarcar más temas de apoyo a ellos.


Cualquier duda o consulta a: river.lyga@gmail.com
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¿Qué haces tú cuando tienes una crisis de identidad?

29 de mayo de 2012

Quieres ser infiel y evitar problemas?

En primer lugar, voy a decir en mi defensa que con este post no estoy incitando a nadie a ser infiel, eso ya es decisión vuestra, lo único que busco es que sirva como un back-up plan (plan B), en caso de haber metido la pata. Si me creen bien, sino... bah! igual ni me conocen, jajaja. Sin otro preámbulo... comecemos:

La infidelidad está muy de moda, nuestra sociedad nos ha enseñado a adorar las cosas nuevas y deshacernos de las viejas y bueno, con los "puntos" pasa lo exactamente igual. Muchos piensan que la infidelidad es meramente un gusto culposo, picante, siempre y cuando los cornudos no sean ellos mismos. Sin embargo, esta trampa (pues eso es o que es y no me iré con rodeos) generará demasiados problemas si no se hace bien; por ello estoy aquí para que ustedes sepan cómo dar rienda suelta a esos bajos instintos:

1.- Elige a alguien lejano a tu pareja.- Todos saben que el ambiente gay es como un pequeño pueblo (el caso de Cusco es peor por ser una ciudad bastante pequeña), y todos se conocen entre todos. Por más que alguien te diga que no conoce a nadie o que nunca ha pisado el ambiente, no debes ser ingenuo, seguramente en uno de esos ligues de chat ya se ha conocido con alguna bicha-reyna-de-la-noche, así que seguro "seguro" nunca estés. Debes hacer hasta lo imposible por mantener una buena distancia entre tu pareja y tu amante. No es para nada bueno que salgan a un bar o un antro y que ambos estén ahí. Tip: Un hombre maduro o un casado puede ser la mejor opción: nunca sale al ambiente y existirá cierta solidaridad (también están haciendo trampa).

2.- Mucho ojo con el celular.- Si tu pareja sabe que en promedio te llegan 5 mensajes diarios, se verá demasiado sospechoso que de un día a otro este promedio llegue a 20 o 30 (depende de cuán bicha seas). Opta por tener tu celular en modo Silencioso/Placentero-vibrador y borra los registros de llamadas y sms de esa persona, no seas tonto de borrar todo, será igual de sospechoso. Tienes que hacer lo mismo con tus historiales de conversación de messenger, tu bandeja de entrada del hotmail o con tus mensajes del facebook, serías muy tonto si alguno se te escapa.

3.- Ten siempre una excusa a la mano.- Si vas a volver demasiado tarde y no sabes qué decir cuando le veas o te llame, pásate por uno de los casinos del centro y compra unas cuantas fichas, y cuando le veas hazlos caer "por accidente" justo cuando sientas que te va a preguntar dónde estuviste. Creo que es mejor quedar como un adicto al juego que como un traidor de pareja.

4.- El mejor momento para ser infiel.- Asumo que ya lo sabes: Durante las horas de trabajo y los días hábiles de la semana. Si sales un sábado a bailar es mejor que te portes como Santa Ana de la Inmaculada Rosa de Los Balcanes (ni idea si existirá o no), porque la presencia de amigos y demás personas nunca es conveniente.

5.- Sé discreto.- Nunca esperes que alguien guarde un secreto tuyo, si tu mismo, al confiárselo, no lo supiste guardar. Además, tu amigo tiene un amigo, y ese amigo tiene otro amigo; date cuenta y sé discreto. Está bien que pidas consejos a amigos, pero ten cuidado que sean amigos de tu pareja también. SÉ INTELIGENTE.

Sin más que añadir... me despido.


24 de mayo de 2012

Pantalones Blancos (Primera Parte)


La mirada perdida y el vaso lleno.

Sentí que la noche aún no estaba completa.

Me paré en seco, fui hacia la barra y pedí un 
par de cigarrillos. Examiné la pista de baile con cierto aire de suficiencia. Era mi última noche, tenía que aprovechar todas las oportunidades y exprimir las posibilidades al máximo, moldearlas suavemente hasta convertirlas en hechos firmes y concretos.

Con desgano terminé el primer cigarrillo. El humo me mareaba rápidamente, mi mente se sumergía en una ola de descontrol y mi cuerpo ansiaba la compañía de otro solo por un instante. Tenía que cumplir las exigencias de mis primitivos instintos.

Y ante mis ojos apareció la razón de cualquier acto desenfrenado, apareció el capricho y el deseo personificado. Se aproximó muy cerca y desencadenó todo su poder. La impresión fue una de las más fuertes que había sentido en los últimos años.

Era la lujuria enfundada en pantalones blancos.

Me quedé mirando desde lejos. No era el único. Muchos observaban ese espectáculo de baile sensual, esa perfecta armonía corporal, esos movimientos que dejaban sin aliento a la multitud. Era un dulce instrumento de redención o una placentera trampa hacia el pecado.

Todo esto me puso como un cavernícola, desconecté por completo mi mente y me lancé a la caza. El instinto de posesión se apoderó de mi débil cuerpo y tiró abajo mi inquebrantable raciocinio. Traje de vuelta viejas costumbres y mañas algo oxidadas que no usaba en mucho tiempo. No podía acercarme, no podía ser yo mismo, no tenía fuerzas para apartar los ojos de esos benditos, ¡Benditos, si!, pantalones blancos.

Traté de acercarme indirectamente, por medio de otros.

Un par de copas y otra cajetilla de cigarrillos.

La respuesta llegó a mí más rápido de lo que esperaba.

“No va con nadie, pero le gusta alguien más”

Como si me estamparan contra la pared…

Como si se abriera un gran hoyo bajo mis pies…

Sobriedad súbita.

No necesité volver a pensarlo, una vez más había demostrado la torpeza de mis instintos, una vez más me había dejado dominar por la demencia, por el capricho. Mi razón se regocijaba, era la ganadora.

Vi la larga barra, ahora convertida en un refugio, y fui por otro vaso de alcohol.

Diversos sentimientos luchaban por hacerse un lugar dentro de mi corazón pero ninguno era lo suficientemente fuerte para quedarse. Indiferencia, decepción, algo de tristeza, frustración y por alguna extraña razón un pequeño atisbo de dignidad y superioridad; aún así mi mente recordaba la razón de mi descontrol, esos pantalones blancos.

No sé cómo ni en qué momento dejé escapar parte de mis frustraciones, pero afortunadamente un ángel, muy diestro con las botellas, fue quien me escuchó atentamente.

“Tienes toda una vida por delante y te vas a dejar cagar la noche por alguien en pantalones blancos. No seas tonto.” Sabias palabras, tenía razón completamente.

No sé si fui yo, el ángel o el alcohol, pero me sentí reconfortando. Deseché completamente la idea de posesión de mi mente y exploré todo con más atención. Era tonto sufrir por una batalla en la que nunca tomé lugar. Aún seguía mirando a la razón de mi súbito descontrol, pero ya no tenía el mismo efecto en mí. Lo tomé de una manera más calmada, más indiferente.

Su baile era un regalo a los ojos, pero ahora ya nada más que eso. Se acercaba cada vez más, moviéndose sensualmente al ritmo de la música. No presté atención. Crucé la mirada, me devolvió una rápida sonrisa. No me dejé intimidar, aún así sentí el temor circulando por mis venas como frías serpientes. Tenía miedo de liberar nuevamente mis instintos y perecer en el intento.

Siguió bailando hasta que sentí su cuerpo contra el mío.

Mi mente no trabajó lo suficientemente rápido.

¡Mierda!


Continuará...