Cuando uno es soltero trata de probar un poco de cada flor y
dar libertad al tan famoso lado promiscuo que la mayoría posee. El problema es
obvio, una vez que empiezas a tener encuentros sexuales tal vez te es difícil parar,
situación que te pone en un riesgo terrible de contraer VIH y enfermedades
anexas. He ahí que viene el amigo sexual al rescate.
¿Por qué tener un amigo sexual?
La respuesta es fácil: para evitar riesgos. Un amigo sexual
es, antes que nada, tu amigo.
Como amigo sabes un poco de él, no demasiado, y
sabes que puedes confiar en la pureza de las relaciones en la cama. ¡Pero ojo! ¡Una
cosa es ser amigos sexuales y otra es que tu amigo sexual sea amigo sexual de
uno y otro y otro más! Recuerda que aquí lo que se busca es evitar contagios.
La ventaja definitiva de tener un amigo sexual es evitar
zambullirse en internet cada vez que
tengamos un calentamiento y terminemos enredados con un “X” que sabe Dios quién
será y quién ya lo habrá probado. Puedes decirle con confianza que te gusta más
y que no te gusta en la cama, e incluso tener una amena charla después de
consumado el acto (Obvio que con el “X” los silencios incomodos están a la
orden del día) mientras comparten el cigarrito del después.
No es mi intensión incentivar a los más jóvenes a tener
relaciones sexuales, pero si aconsejar a los que ya tienen una vida sexual
activa a llevar esta práctica que puede en muchos casos ahorrarse disgustos y
hasta tragedias.
Y tú… ¿Tienes un amigo sexual?












